02 / 12 / 2015. La discapacidad a causa de un problema de salud provoca una restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad dentro de lo que se considera la normalidad. Las personas con discapacidad tienen perfiles muy heterogéneos, con niveles funcionales distintos y necesidades muy diversas.
La discapacidad intelectual es una limitación que tienen algunas personas para realizar algunas funciones a nivel cognitivo que afecta a su conducta adaptativa, interfiriendo en su nivel de autonomía.
La Convención de la ONU sobre Derechos de las Personas con Discapacidad marcó un punto de inflexión en la atención a personas con discapacidad. El artículo 3 establece el "respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas".
El texto especifica que las personas con discapacidad tienen “derecho a vivir de forma independiente ya ser incluidas en la comunidad […] con opciones iguales a las del resto”. También a tener acceso “a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo a la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad, y para evitar el su aislamiento o separación de ésta”.
En el mundo, un 1,5% de la población sufre una discapacidad intelectual, según la Organización Mundial de la Salud. De ese porcentaje entre un 30% y un 50% de las personas con discapacidad intelectual tienen trastornos psiquiátricos y/o de conducta añadido.
A Cataluña, hay 537.998 personas con algún tipo de discapacidad de las que 51.902 personas presentan discapacidad intelectual, según datos del año 2014 del Departamento de Bienestar Social y Familia.
En nuestro país, la tasa de discapacidad intelectual de la población de 16 a 64 años es de 6,3 personas cada 1.000 habitantes, según datos del Observatorio de Trabajo elaborados por Comisiones Obreras.
En elEstado español se estima que aproximadamente un 1% de la población tiene algún tipo de discapacidad intelectual o del desarrollo, según la Confederación Española de Organizaciones en Favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS).
A finales del año 2013 había un total de 234.915 personas con una discapacidad intelectual reconocida con un grado igual o superior al 33%, de los que había 134.127 hombres (57%) y 100.788 eran mujeres (43%).
En cuanto a los tramos de edad, 38.680 personas tenían entre 0 y 17 años (16,5%), 68.492 personas entre 18 y 34 años (29%), 108.696 personas entre 35 y 64 años (46%), 15.234 personas entre 65 y 79 años (6,5%), y 3.813 personas mayores de 80 años (1,6%).
Sant Pere Claver trabaja para mejorar la autonomía de las personas con discapacidad intelectual
Sant Pere Claver – Fundació Serveis Socials cuenta con diversos recursos asistenciales para mejorar la autonomía de las personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental.
El Centro de Día y la Residencia Tres Pins son equipamientos que ofrecen servicio a personas mayores de 18 años con discapacidad intelectual y trastorno de conducta. Tres Pins ofrece la oportunidad de vivir una vida más autónoma, en la que los usuarios pueden relacionarse con otros usuarios.
El Centro de Capacitación My Life trabaja también para mejorar la autonomía de las personas con discapacidad intelectual y/o problemas de salud mental. Se trata de un servicio pionero e innovador en el acompañamiento de procesos de capacitación y promoción de la autonomía en personas con discapacidad intelectual y/o problemas de salud mental de la Fundación Sant Pere Claver – Fundació Serveis Socials. El objetivo principal es que las personas usuarias puedan vivir de forma más independiente y se integren plenamente en su comunidad.
La atención de las personas con discapacidad intelectual a los recursos sanitarios
Una persona con discapacidad intelectual presenta una mayor predisposición a sufrir enfermedades, tanto de tipo físico como mental. El fenómeno de enmascaramiento que vive este colectivo hace que las posibilidades de acceso a los dispositivos de salud sea "inferior a la esperada", según Discapacidad Intelectual Cataluña (DINCAT). Por eso estas personas tienen más riesgo de que las patologías que presentan no se diagnostiquen ni se traten de forma correcta.
La mayoría de personas con discapacidad intelectual viven con estrés tener que ir a un dispositivo de salud ya sea por su discapacidad como por el funcionamiento de los servicios y su personal. Por eso se pide a los profesionales de la salud que modifiquen su forma de trabajar para facilitar la colaboración durante la visita.
Según DINCAT, algunas de las dificultades de la atención sociosanitaria de personas con discapacidad intelectual son:
- Dificultades para adaptarse a las situaciones desconocidas. Las personas con discapacidad intelectual tienen complicaciones para afrontar situaciones nuevas o que no son rutinarias. En estos momentos les cuesta estar tranquilas.
- Dificultades para la comprensión y transmisión de la información. Las personas con discapacidad intelectual presentan problemas por entender vocabulario muy técnico, frases con doble sentido o mucha información en poco tiempo. Algunos tienen también obstáculos con las referencias temporales. Por eso puede que tengan dificultades para entender y procesar la información que les llega.
- Dificultades para la expresión del malestar. El dolor o malestar que pueden experimentar las personas con discapacidad intelectual pueden expresarse con gritos, agresiones y otras conductas menos adaptadas.
- Dificultades para la integración de estímulos sensoriales. Las personas con discapacidad intelectual tienen dificultad en procesar los estímulos que les llegan a través de los sentidos. Si existe una sobreexposición a estímulos, como en un servicio de urgencias, la persona experimentará más malestar que podrá traducirse en trastornos de conducta.
Las personas con discapacidad intelectual que tienen una problemática de salud mental expresan los síntomas de forma diferente a la población general. Por lo general el trastorno mental se expresa mediante la conducta ante la dificultad de expresar los síntomas, sobre todo en los casos más graves.
Por ejemplo, los episodios de ansiedad en personas con discapacidad intelectual son similares a los de la población general. Pero en personas con discapacidad severa la ansiedad se manifiesta a través de la conducta, por lo general con agresividad hacia uno mismo o hacia los demás.
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