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"El embarazo modifica la estructura cerebral de la madre"

Erika Barba-Müller es, junto a Elseline Hoekzema, una de las principales autoras del estudio “El embarazo conduce a cambios duraderos en la estructura del cerebro humano”, una investigación que ha explorado por primera vez el impacto del embarazo en el cerebro de la mujer y que muestra cómo la maternidad provoca cambios duraderos en la estructura cerebral. Los resultados plantean nuevas líneas de investigación, algunas relacionadas con la salud mental tanto de la madre como del futuro bebé.

El estudio publicado en la revista Nature en febrero de 2016, considerado por la revista Science como uno de los mayores descubrimientos científicos de 2016, ha contado con la participación de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto Valenciano de Infertilidad. La dirección ha sido llevada a cabo por la Dra. Susana Carmona -Hospital General Gregorio Marañón y adscrita CIBERSAM- y el Dr. Òscar Vilarroya -coordinador del grupo de investigación en Neuroimagen y Trastornos Mentales del IMIM, e investigador de la Unidad de Investigación en Neurociencia Cognitiva de la UAB. Este mes ha participado como ponente invitada en la Sesión Clínica que organiza el Departamento de Salud Mental de San Pedro Claver-Fundación Sanitaria.

Pocas veces se asocia maternidad con investigación

Quería realizar un estudio sobre la plasticidad cerebral y buscaba una variable que tuviera una alta implicación por parte de los participantes. Y así fue cuando pensé en la maternidad: el hecho de ser madre es una experiencia que te cambia la vida y que está sustentada por uno de los instintos básicos, el de reproducción. En madres roedores ya estaba comprobado que había cambios en la estructura cerebral y algunos autores sugerían que también en humanos debía existir una plasticidad cerebral inherente a la reproducción.

¿En qué consiste la plasticidad cerebral?

La plasticidad cerebral es una calidad del cerebro y hace referencia a la capacidad que tiene este órgano para cambiar y adaptarse al entorno. Desde el nacimiento hasta el fin de la vida, el cerebro se adapta a cualquier cambio. Es decir, nuestro cerebro no se fijo o inamovible, sino que se modifica -dentro de unos ciertos límites- en función de los cambios que va experimentando.

¿De qué forma afecta el embarazo a la estructura cerebral de la mujer?

El embarazo modifica la estructura del cerebro en unas áreas específicas de modo consistente en toda la muestra. De forma específica hemos detectado son reducciones en la sustancia gris en áreas relacionadas con la cognición social.

"Es probable que una mujer que adopta no experimente este proceso en la estructura del cerebro, sin embargo, al igual que el padre, los abuelos o cualquier otro cuidador, pueden ser igualmente capaces de cuidar y amar profundamente a su bebé"

Cuando hablas de sustancia gris, ¿a qué te refieres?

El cerebro está dividido principalmente en dos substancias: la sustancia blanca y la sustancia gris. Podemos decir que en la sustancia gris se encuentran los núcleos neuronales y que la sustancia blanca es el cableado, lo que interconecta. En la investigación lo que hemos medido ha sido la materia gris.

¿Y esta medición detecta que existe un déficit de sustancia gris desde el embarazo hasta los dos años posteriores?

Más que déficit se trata de una reducción de volumen de la sustancia gris en ciertas áreas concretas.

¿Qué efectos tiene esta reducción del volumen de la materia gris?

En nuestra muestra no encontramos cambios en la memoria ni en otras capacidades cognitivas. Sí contamos con datos preliminares que apuntan a que estos cambios son adaptativos y facilitan lo que la madre intuya el estado mental de su hijo/a para dar respuesta a sus necesidades. Es probable que estos cambios también se relacionen con otros estudios que señalan que la madre se vuelve más hábil para detectar los rostros de otras personas, quizás debido a que este cambio también le confiere una mayor protección.

¿Es una cuestión emocional o cognitiva?

Ambos, por ejemplo, cuando el bebé llora la madre debe intuir el motivo del loro: miedo hambre, miedo sueño, miedo dolor, ansiedad… y en función de eso tiene que actuar para que el bebé sobreviva. Por eso es muy importante que la madre pueda intuir correctamente el estado mental del bebé.

¿Y no sería más lógico que la sustancia gris aumentara en lugar de disminuir?

Sí, de entrada parece paradójico, puesto que suelen haber incrementos cuando un conocimiento se adquiere a base de entrenamiento, por ejemplo, cuando los estudiantes preparan exámenes finales de carrera. Lo que ocurre es que el proceso que vive una mujer embarazada es un proceso regulado no tanto por conocimientos que vienen desde fuera sino por cambios internos. Nos referimos a un cambio hormonal y en ese sentido creemos que es algo equiparable a lo que ocurre en la adolescencia: donde también hay cambios hormonales extremos también hay una reducción de algunas zonas del cerebro y también se produce una especialización de funciones. Es decir, el cerebro del adolescente tiene menos volumen de sustancia gris que el del niño, sin embargo sus funciones cognitivas son más especializadas. Y durante la adolescencia también existe una mayor susceptibilidad al desarrollo de trastornos psicopatológicos. Por eso creemos que los adolescentes y mujeres embarazadas viven procesos equiparables, procesos que están regulados desde el mismo organismo y que tienen una finalidad evolutiva.

Los cambios en la estructura cerebral ocasionados con la llegada del bebé, ¿puede vivirlos también el hombre?

No, nosotros no hemos encontrado cambios en los padres de la muestra del estudio. Los cambios se relacionan con los cambios hormonales que viven las mujeres que pasan por un embarazo, por lo que es probable que una mujer que adopta no experimente este proceso en la estructura del cerebro. Sin embargo, una madre adoptiva, al igual que el padre, los abuelos o cualquier otro cuidador, pueden ser igualmente capaces de cuidar y amar profundamente a su bebé.

¿A partir de los dos años de la gestación estos cambios van aminorando?

En la investigación hemos constatado que los cambios en la estructura cerebral al menos permanecen dos años después del embarazo, a excepción de una pequeña recuperación en el hipocampo izquierdo del cerebro. Transcurrido este período de tiempo desconocemos qué ocurre ya que no hay estudios al respecto.

¿Cuáles son las principales conclusiones que se extraen del estudio?

Que el embarazo conlleva cambios en la estructura del cerebro. Concretamente reducciones de volumen de sustancia gris en la línea media anterior y posterior, así como en otras áreas bilaterales de la corteza frontal y temporal.

Que estos cambios son exclusivos de las madres, consistentes en toda la muestra y se mantengan al menos dos años postparto.

Las áreas cerebrales que cambian corresponden a la red neural implicada en los procesos sociales.

Y datos preliminares apuntan a que puede tratarse de un proceso adaptativo que facilita la transición a la maternidad.

"Los cambios en la estructura cerebral al menos permanecen dos años después del embarazo"

En este proceso de cambio, ¿la mujer gestante es más vulnerable a sufrir algún tipo de problema de salud mental?

Está comprobado. Es un momento de alta susceptibilidad, que en principio es adaptativa para favorecer al vinculación lo cual repercute en el buen desarrollo del bebé, pero… esa susceptibilidad o vulnerabilidad puede acarrear algunos riesgos para la salud mental de la madre.

Algo equiparable es el proceso del parto.

Es un proceso necesario y adaptativo, pero que implica unos riesgos

Es precisamente porque asumimos que es un momento delicado y de mayor vulnerabilidad que incrementamos medidas médicas e higiénicas y ya hoy, en día en sociedades como la nuestra, es difícil que una mujer perda la vida dando a luz.

De igual modo, me parece necesario asumir que el puerperio implica una mayor vulnerabilidad mental y si incrementamos medidas de apoyo y cuidados en el puerperio, sería una forma de prevenir los trastornos mentales perinatales. Además, es un momento oportuno…..

Además es un momento oportuno para potenciar la resiliencia en el bebé. Está comprobado que los vínculos afectivos promueven la resiliencia y que los eventos traumáticos repercuten negativamente en la salud.

Es decir, ¿cuánto más disminuye esta sustancia gris de la madre para proteger y cuidar al bebé, más resiliente puede ser el infante?

Tenemos sólo datos preliminares, pero sí encontramos algo en esta dirección: los cambios cerebrales del embarazo parecen favorecer el vinculo materno-filial. Ahora, ¿a mejor vínculo más resiliencia en el niño? A priori sí.

¿Tenía previsto dar continuidad a la investigación? ¿Qué líneas contemple?

Sí, nos interesaría centrarnos en entender los procesos neurobiológicos subyacentes, explorar en qué momento del embarazo ocurren los cambios y afinar mejor el correlato a nivel mental, emocional y relacional.

Publicado en Miradas · Entrevistas, Pere Claver Grup, Salud Mental

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