Cristina Páez fue trabajadora social en el CSMA de Sants de Sant Pere Claver – Fundación Sanitaria durante quince años y actualmente es Directora Técnica de la Fundación Privada Salud Mental Cataluña. Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Barcelona y con un Postgrado sobre Salud Mental e Inmigración, aporta una trayectoria de 30 años de experiencia en la asistencia de personas en riesgo de exclusión social y, específicamente, en el ámbito de la salud mental. Recientemente, ha publicado el libro “Alas de papel. Otra mirada hacia las personas que padecen trastorno mental”.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental 2018, Cristina Páez ha participado en los actos del Mentalízate 2018 durante la Sesión Clínica inaugural del curso académico 2018-19 del Departamento de Salud Mental de Sant Pere Claver – Fundació Sanitària. Páez presentó su libro "Alas de papel" y reflexionó sobre las dificultades y retos a los que se enfrentan los profesionales del trabajo social en el ámbito de la salud mental.
¿Cómo definirías esa otra mirada hacia las personas que sufren trastorno mental de la que hablas en tu libro?
"Alas de papel" es un libro que pretende ofrecer una mirada llena de capacidades, posibilidades de cambio y mejora hacia las personas con trastorno mental severo, un colectivo históricamente caracterizado por aspectos como la cronicidad, el aislamiento, el estigma y el deterioro físico y cognitivo.
¿Qué puede aportar "Alas de papel" a los profesionales que atienden a este colectivo?
Nos plantea actitudes más dinámicas, plásticas y creativas con la persona atendida. Nos invita a salir de los despachos para intervenir en el espacio natural de la persona, en su hogar y con su familia. Y también en atender y entender las motivaciones de cambio que tiene la persona y en acompañarla a lo largo del tiempo en este proceso para conseguirlo.
El libro pretende poner el acento en el ser humano -en sus capacidades y posibilidades- y también en las intervenciones sociales y comunitarias hechas a medida por cada persona atendida y con los profesionales que intervienen. Es necesario que los diferentes profesionales del ámbito sanitario y social nos permitamos el lujo de diseñar estrategias de intervención innovadoras en la comunidad y en torno a estos grupos de población más desfavorecidos.
"Los profesionales del ámbito sanitario y social deben diseñar estrategias de intervención innovadoras en la comunidad y en el entorno para los colectivos más desfavorecidos"
¿Cómo cree que debe ser la intervención del trabajador/a social en el ámbito de la salud mental?
El libro aporta una visión rica y constructiva del papel del trabajo social en el ámbito de la salud mental, donde el trabajador/a social es una pieza clave en el proceso de transformación y mejora de la persona con trastorno mental. La nuestra es una profesión poliédrica que tiene una mirada global e integradora del ser humano y sus necesidades. Esta amplitud de visión nos da la posibilidad de focalizarnos en las necesidades e ir abriendo el zoom hacia su posición en relación a las distintas redes naturales que le rodean.
¿Qué aporta el trabajo social a la salud mental?
Una relación asistencial que trabaja el vínculo con la persona atendida, que da tiempo a los procesos de relación y de cambio, que tiene en cuenta la persona como principal sujeto de cambio y objeto de intervención. También la experiencia en el conocimiento del funcionamiento de las diferentes redes sociales, sanitarias y comunitarias además de hacer llegar el latido de éstas al seno de los equipos de salud mental que, a menudo, trabajan encerrados en su realidad asistencial.
Entre otros temas, en el libro abordas el trabajo social a domicilio. ¿Cómo consideras que debe ser esa atención domiciliaria?
Como nos decía Mary Richmond en los inicios de nuestra profesión “debemos saber cómo es el entorno del usuario para entenderlo y atenderle adecuadamente”. En el libro hago la distinción entre domicilio que proviene de domus -espacio físico en el que vivimos- y llar que proviene de hogares -relaciones familiares que se dan en torno al fuego-. Y es aquí donde intervenimos las profesiones sociales que utilizamos el espacio del hogar como un elemento más de la comunidad y, por tanto, uno espacio de transformación.
Debemos ser conscientes de que hoy en día en la ciudad de Barcelona existen muchas personas con trastorno mental severo, que después de sufrir la muerte de los progenitores, se quedan solas en casa absolutamente aisladas. Este aislamiento provoca un gran deterioro de sus capacidades relacionales y sociales, se abandonan físicamente, se alimentan mínimamente y suelen perder todo contacto con la comunidad. En estos casos, una atención domiciliaria y un seguimiento pueden contribuir a mejorar su estado.
Con más de 30 años de experiencia como trabajadora social, ¿cómo ha visto evolucionar la profesión y cuáles son los retos de futuro que plantea?
La profesión, aunque sigue siendo poco conocida, con los años ha ido adquiriendo una perspectiva más comunitaria y de defensa de los derechos y deberes de la persona. El trabajo social rescata capacidades, sitúa a la persona en el centro de su atención y aporta el conocimiento de las diferentes redes de atención actuando de puerta giratoria para hacer llegar a los equipos especializados las necesidades de la población.
Como profesora asociada del Grado de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona y como docente colaboradora del Máster de Trabajo Social Sanitario de la Universidad Oberta de Catalunya también estoy en contacto con los nuevos profesionales y sus dilemas, planteamientos e inquietudes. Mientras la salud mental siga siendo una asignatura optativa y no troncal, no la podremos abordar como uno de los ámbitos centrales que estructura al ser humano.
"El trabajo social rescata capacidades y sitúa a la persona en el centro para acompañarla a las redes de atención en salud mental"